La “fatiga del streaming” es el gran miedo de la industria en el post-coronavirus
En una edición más popurrí que lo usual, exploramos la gran pregunta: ¿cuántos servicios de streaming estamxs dispuestos a pagar cuando se levante la cuarentena?
Después de los titulares explosivos de las últimas semanas (¡censura! ¡el fin del cine!), el final de junio transmite la sensación de calma antes de la tormenta.
Mientras la mitad del mundo está saliendo de la cuarentena y descubriendo que (¿sorpresa?) el virus sigue estando ahí afuera, la otra mitad ya está harta del tiempo libre y en medio del hastío revisa la liquidación de la tarjeta preguntándose: “¿qué hago suscriptx a 24 servicios de streaming?”
En la edición de hoy hablo de un informe reciente de Deloitte que revive el fantasma de la “fatiga del streaming” del que hablábamos antes del lanzamiento de los nuevos servicios. Pero la amenaza no termina con Netflix y Disney+.
ADEMÁS: ¡Popurrí! Amazon considera la tele en vivo, HBO Max trae de vuelta Lo Que El Viento se Llevó, Disney asesina a los cableoperadores británicos, un update sobre los cines y una catarata de renovaciones y novedades de Netflix.
¿Cuántos servicios son demasiados servicios?
La expresión “subscription fatigue” (agotamiento de las suscripciones) asomó la cabeza por primera vez en un informe de 2019 de la consultora Deloitte que causó cierto revuelo en la prensa especializada y (tras puertas cerradas) en las oficinas de los servicios de streaming.
Según este informe de mayo del año pasado (conocido como el Digital Media Trends, o tendencias en medios digitales), casi la mitad de los consumidores de Estados Unidos estaban frustrados por la creciente oferta de plataformas “tipo Netflix. Y eso que se publicó meses antes de que se lanzaran oficialmente Disney+, HBO Max, Peacock y Quibi.
Deloitte es una de las firmas más respetadas en el ambiente, y un año después de la publicación de aquel informe, queda claro que cada una de las empresas del ramo tomó decisiones en base a su análisis.
Los canales de cable, por ejemplo, anunciaron que bajarán la cantidad de comerciales por hora, uno de los puntos débiles de esa industria que Deloitte había señalado. El 57% de los encuestados declaró que su mayor frustración con el streaming es que el contenido desaparezca de los respectivos catálogo, y entre 2019 y 2020 vimos verdaderas batallas por licencias cada vez más extensas de series como Friends, Seinfeld y The Big Bang Theory.
Los que decidieron ignorar el informe, perdieron.
El texto, por ejemplo, dice que el atractivo más grande para nuevos suscriptores de streaming está en las producciones originales (el 71% de los millennials las pidieron), lo que podría explicar el relativo bajo impacto de HBO Max, que está forzando a Warner a tomar decisiones drásticas y apresuradas. Disney, en cambio, sacrifica cada mes un estreno cinematográfico para mantener la ilusión de relevancia de Disney+.
Pero es imposible para los nuevos servicios competir contra la sensación de saturación. En 2019, un 47% del público declaró tener esa “fatiga del streaming” por la enorme cantidad de opciones.
La nueva edición del informe de Deloitte parece confirmar que la sensación no ha cambiado, ni siquiera con los nuevos lanzamientos, sus omnipresentes campañas de marketing, y sus catálogos de primera línea. Y aunque el estudio se limita a Estados Unidos, estas tendencias suelen repetirse a lo largo del mundo.
La edición 2020 del análisis confirma lo que ya sabíamos: los servicios de streaming tienen cada vez más suscriptores (80% de los ciudadanos de Estados Unidos contra 69% en 2019), pero el 28% de los encuestados aseguró que esta fatiga los hará desuscribirse de al menos un servicio cuando se levante la cuarentena. En el caso de los millennials, el índice asciende al 43%.
El impacto de la pandemia en el bolsillo del consumidor es otro factor a analizar. Según Deloitte, durante los meses de pandemia se redujo el poder adquisitivo del 39% de los consumidores de Estados Unidos, y por eso el streaming con publicidad se vuelve una opción de lo más atractiva.
Es una buena noticia, por ejemplo, para Peacock, que dentro de menos de un mes tendrá su lanzamiento público con un plan gratuito que propone solo cinco minutos de comerciales por hora. Mientras la oferta de contenido sea buena, los encuestados aceptarían hasta 12 minutos de publicidad en el mismo lapso.
Y aunque cada uno de estos porcentajes se puede interpretar en la dirección que mejor convenga a los ejecutivos de turno, no hay que perder de vista la verdadera batalla, en la que no gana el “mejor” servicio de streaming sino el producto que capte la atención del consumidor. Como bien dijo el CEO de Netflix en su momento, Fortnite (y el gaming en general), es la verdadera competencia en el caso de Millennials y Gen-Z.
El consumo de videojuegos aumentó un 75% durante los meses de cuarentena, y el 29% de los encuestados (no necesariamente de las generaciones más “gamer”) prefiere usar su tiempo libre en maratonear (“binge”) un videojuego que ver contenido en video.
Y lo más temible es que cuando ven video, también ven gaming. El consumo de Twitch, la plataforma líder de streaming de contenido de videojuegos, creció un 50% en cantidad de horas consumidas durante los meses de cuarentena. Y estas plataformas, a diferencia de Netflix o Disney+, son gratuitas con un mínimo contenido de publicidad.
Y aunque sobran suscriptores para repartir entre Netflix, Twitch y Fortnite, el informe de Deloitte esconde otro golpe bajo para ¿quiénes más? las castigadas salas de cine.
Aunque solo el 22% de los encuestados pagó el valor premium de un estreno de video a la carta como Trolls 2, Scooby o The King of Staten Island, el porcentaje es engañoso. Esos 20 dólares parecen ser la barrera, ya que el 42% de los encuestados dijo que el monto era demasiado alto.
Pero el número que debería encender las alarmas es el índice de satisfacción: el 90% de ese 22% que sí pagó los 20 dólares, dice que lo haría de nuevo. Si el informe 2020 genera una respuesta tan veloz como lo hizo el de 2019, no debería extrañar a nadie que los próximos estrenos de Universal valgan 15 en vez de 20 dólares.
Al mismo tiempo, las generaciones más propensas a elegir el cine como una salida (los “boomers” y la Gen-X de entre 41 y 76 años) son las que menos dispuestas están a volver a los eventos masivos. Una combinación que parece nefasta.
Una versión pública del análisis de Deloitte está disponible en el sitio oficial de la consultora. Vale la pena tomarse un ratito para estudiarlo de principio a fin: es un pantallazo de la industria en época de pandemia, esencial para los interesados en el tema.
Amazon Prime Video se diferencia de las demás plataformas de streaming por ser parte de un servicio más grande: Amazon Prime, que ofrece envíos acelerados de la tienda virtual y tiene unos 120 millones de suscriptores solo en Estados Unidos.
Aún así, las producciones originales de este servicio todavía no han alcanzado la popularidad de las de propuestas más audaces de Netflix o Disney+.
Según la consultora de ratings Nielsen, las series más exitosas de los últimos años en el servicio (The Boys, Hunters, Jack Ryan) rondan los 5-10 millones de espectadores. Números respetables, pero que están muy lejos de Stranger Things o The Mandalorian.
Por eso Amazon busca alternativas de programación. En 2019 empezó a transmitir en Inglaterra partidos de fútbol local que no suelen televisarse, con una respuesta bastante positiva. El próximo paso podría ser un servicio de televisión en vivo similar al de un operador de cable (dirección en la que ya estaban experimentando con la solapa “channels” en la versión norteamericana del servicio.)
Según el sitio especializado Protocol, Amazon está buscando especialistas en lo que se llama “televisión lineal” en busca de “redefinir cómo nuestros clientes ven contenido que se transmite durante 24 horas los siete días de la semana”. Amazon ya está buscando licencias de programación en vivo y grabada.
Uno de los grandes temas de junio fue la decisión de Warner de retirar de su servicio HBO Max la película Lo Que El Viento Se Llevó, una producción de 1939 acusada de racismo desde, básicamente, el día de su estreno. En medio de una de las muchas conferencias del mercado de Cannes virtual, la directora de Business Operations de Warner Sandra Dewey confirmó que la película regresaría con lo que ellos llaman “contexto histórico”, y el resultado ya está disponible en el servicio.
El material adicional recuerda al contenido que suele acompañar las ediciones especiales en DVD/Blu-ray de películas clásicas. En este caso incluye un documental sobre la actriz afroamericana Hattie McDaniel, un panel de discusión filmado en 2019 sobre el legado de la película y una introducción a cargo de la académica Jacqueline Stewart, directora de la asociación Black Cinema House y presentadora del ciclo semanal de cine mudo del canal TCM (también propiedad de Warner.)
La introducción dura menos de cinco minutos en los que logra cumplir su función educativa. A pesar de que la idea de poner una película en contexto parece ser indignante para los cinéfilos, los agregados de HBO Max demuestran ser la mejor solución para mantener contenido polémico en un servicio orientado a un público masivo sin caer en la promoción tácita de ideales racistas.
Y aunque en este caso las circunstancias no fueron las más cómodas, no se me ocurre una película que no pueda beneficiarse de un contexto histórico, social, cinematográfico. Sería triste que Warner se limite a protegerse de esta polémica y no vea esta estrategia como una oportunidad.
Con una producción simple y (de paso) pagando a académicos que lo necesitan más que nadie, HBO Max puede enriquecer cada uno de los cientos de clásicos que pueblan su catálogo.
El servicio que estaba dispuesto a pagar 20 o 30 millones de dólares por un especial de Friends bien podría invertir una fracción de ese valor en ese famoso “contexto histórico”, que de repente resulta tan valioso.
Parece que la entrega de la semana pasada también tendrá una actualización muy pronto. Según Deadline (fuente más que confiable) Disney está considerando posponer el estreno de la adaptación de Mulan con actores de carne y hueso. Los cines lloran.
La película estaba programada para el 24 de julio, y parecía una apuesta segura de Disney para tantear la posibilidad de que el público vuelva a las salas de cine.
Al fin y al cabo, estas adaptaciones de películas animadas suelen tener estrenos mundiales escalonados y acumular la mayor parte de su recaudación fuera de Estados Unidos, país que está considerando dar pasos atrás en la cuarentena luego de picos preocupantes en New York y Los Ángeles.
El 70% de la taquilla de Dumbo y Aladdín, por ejemplo, se dió en salas del “resto del mundo” y Mulan, protagonizada por actores asiáticos, parecía diseñada para impactar en China, Japón, y Corea del Sur.
El problema es que los cines de estos países tampoco están listos para recibir a un público masivo. El gobierno chino todavía no da una fecha para la apertura de salas en grandes ciudades, Corea del Sur tiene el calendario repleto de estrenos atrasados, y en Japón, a pesar de que los complejos cumplen medidas estrictas de distanciamiento social, el público prefiere quedarse en su casa.
¿Y Tenet? Sigue adelante, pase lo que pase. Ni Warner ni Christopher Nolan confirmaron los rumores de que el director insiste en que el estreno no pase de julio, y la maquinaria de marketing sigue corriendo a toda velocidad.
Es más, como parte de la promoción de Warner, este viernes podés ver Inception: El Origen en la pantalla grande… del campo de batalla de Fortnite.
No hay señales de que Disney esté considerando pasar Mulan a streaming, pero una noticia que pasó por lo bajo esta semana resulta clara evidencia de la intención de la empresa de consolidar contenido en su servicio Disney+, al menos en Inglaterra, uno de sus mercados más grandes.
Desde el 1 de octubre y únicamente en ese país, el contenido de Disney Channel, DisneyXD y Disney Junior desaparecerá de los cableoperadores y se volverá exclusivo de Disney+. Eso significa que el catálogo de estos canales, y todos sus futuros estrenos, pasarán a formar parte del servicio de streaming y no podrán verse a través de otra plataforma.
Un golpe mortal a las empresas de televisión paga, con la excepción, claro de la multinacional Comcast, que distribuye Disney+ en el Reino Unido a través de su propia red Sky. Casualmente, la más grande del país.
La cobertura del Hollywood Reporter incluye una frase llamativa del analista Paolo Pescatore:
“las productoras de contenido no pueden seguir canibalizando sus propias fuentes de ingreso. El futuro es el streaming y este movimiento es solo el primero.”
No es difícil imaginar que en Argentina pueda pasar algo similar. En nuestro país hay dos señales de Disney en el top 20 de canales de cable (Disney Channel y Disney Junior) y no sería una sorpresa que la empresa pacte con Cablevisión, el operador de TV paga más grande de Argentina. Cablevisión, casualmente, tiene su propio proveedor de Internet (Fibertel) y Flow, un servicio de streaming que ya ha firmado tratos similares con Netflix.
Es en Estados Unidos donde la cosa se complicaría para Disney, ya que los dos operadores de cable más grandes del país están lanzando sus propios servicios de streaming: Comcast tendrá el modesto Peacock (de su división NBCUniversal) mientras que AT&T apuesta todo por HBO Max.
Netflix tuvo una semanita bien acelerada. Además de confirmar la sexta y última temporada de Lucifer y convertirse en el nuevo hogar de Cobra Kai luego de su cancelación en YouTube, está a punto de adquirir The Trial of the Chicago Seven, de Aaron Sorkin (guionista de Red Social), una de las candidatas más fuertes para el extendido Oscar 2021.
Resulta sorprendente que Netflix también renueve #BlackAF, ya que la serie apócrifamente autobiográfica de Kenya Barris no había generado mucho impacto en su estreno. Pero a los creativos hay que mantenerlos felices.
Otro anuncio interesante es que Barry Jenkins (Luz de Luna) está desarrollando una adaptación del documental nominado al Oscar Virunga, junto a Leonardo Di Caprio. Jenkins escribirá y quizás dirija.
El tráiler de hoy también es de Netflix. Más Allá de la Luna (Over The Moon) es una película animada de calidad cinematográfica que vendría a ser la nueva Klaus: la apuesta más firme de la Gran N por llevarse el Oscar a mejor película animada. Tiene un aire a Pixar y mucho de Studio Ghibli.
El director es Glen Keane, veterano de Disney que diseñó el personaje de Ariel en La Sirenita y supervisó aquel proyecto fascinante de animación en celulares Motorola. Se estrena en los últimos meses del año.