La nueva normalidad: así va a cambiar la producción de cine y televisión en el mundo
Los estudios ya están buscando la forma de volver a filmar lo antes posible. Además, los estrenos de la semana y tres proyectos de J.J. Abrams para HBO Max.
“The New Normal”
Esta es la frase que se viene leyendo una y otra vez en medios especializados de la industria audiovisual. La idea de que hasta que no haya una vacuna disponible de forma masiva no existirá un retorno a los métodos de producción a los que estamos acostumbrados.
La nueva normalidad implica que la única forma de volver a trabajar es implementando medidas que tendrán un impacto económico directo en las ganancias de los grandes estudios, y uno humano en los trabajadores de esas industrias.
Hoy reviso las últimas publicaciones y entrevistas sobre este tema para pintar un panorama de lo que se viene para el streaming, la televisión y el cine.
ADEMÁS: la catarata de estrenos de Netflix de la semana, el impresionante tráiler de Perry Mason de HBO y las primeras tres producciones de J.J. Abrams para el servicio de streaming de Warner.
La industria audiovisual busca reactivarse en plena pandemia
Esta semana se sintió un aire distinto en las discusiones sobre el futuro de distintas industrias, en particular las de producción de cine y televisión.
Mientras en días anteriores la conversación giraba alrededor de un “regreso a la normalidad” hipotético al final de la cuarentena, hoy los grandes estudios están resignados a implementar nuevos métodos de trabajo que se adapten a las medidas de seguridad necesarias para evitar el contagio de COVID-19.
Algunas de las medidas suenan excesivamente estrictas, otras parecen poner en peligro a los profesionales que pertenecen a grupos vulnerables, y seguramente las dos variantes se vayan ajustando de a poco de acuerdo a las necesidades. Acá va una revisión de cada aspecto de la industria, en orden cronológico de posible reactivación.
Desarrollo de nuevos proyectos. Las series de televisión empiezan con un proceso conocido como el “pitch”: una presentación breve a ejecutivos del concepto, que puede incluir material de apoyo como arte, un reel, un PowerPoint. Según Josef Adalian de Vulture, este proceso está más activo que nunca a través de aplicaciones como Zoom y Skype.
Según uno de los ejecutivos entrevistados por Adalian, es la oportunidad de la televisión de adelantarse a los retrasos constantes que terminan con guiones entregados sólo días antes de empezar a filmar.
Estudios de otros países, en particular en Europa, ven este parate de la producción como una buena oportunidad para comercializar productos terminados a través de canales de cable y servicios de streaming del resto del mundo. Festivales como Series Mania y MIPTV ya han tenido entregas virtuales, en las que películas y series españolas lograron concretar ventas que (idealmente) mantendrán vivos esos estudios durante esta era de incertidumbre.
Adiós a los pilotos. No sólo es una oportunidad de acelerar procesos, sino de eliminar del todo prácticas tradicionales que no han dado los resultados esperados. Esta es la filosofía de Bob Iger, comandante de tormenta de Disney, que (según un perfil del New York Times) está pensando en eliminar la fase de pilotos.
En televisión, después de un “pitch” exitoso, viene un piloto: un capítulo uno terminado (a un costo de varios millones de dólares), que los ejecutivos pueden visualizar y testear para decidir si efectivamente producir la serie. Esto toma tiempo, trabajo, y para actores, guionistas y productores es un poco jugar a la ruleta.
La idea de Iger es aprobar directamente después del pitch y la lectura de un primer guión, ya que el proceso largo y costoso de filmar un piloto no evita que las series terminen siendo canceladas. Acelerar estos procesos sería valioso para un servicio como Disney+ que a duras penas tendrá uno o dos estrenos mensuales en 2020 y no se puede permitir los extensos procesos de preproducción del pasado.
No todos los cambios que Iger planea son tan estimulantes. Luego de la caída violenta en la bolsa de la empresa, el Times anticipa que Disney volverá con menos oficinas, menos eventos corporativos y, por lo tanto, menos empleados.
Producción de cine y televisión. El medio Deadline acaba de empezar una nueva serie de artículos llamada Reopening Hollywood, (o “volviendo a abrir Hollywood”) que empezó reportando sobre el plan de reactivación económica de Gavin Newsom, gobernador de California. El plan consiste de testeos masivos, consultoría con especialistas y medidas de distanciamiento social que permitan a ciertas industrias volver a trabajar.
Esto no va a ser inmediato. Las proyecciones más optimistas de los estudios hablan de fines de julio/principios de agosto como un nuevo punto de partida para las producciones que se filmen en California. Y aún así, es imposible asegurar un set completamente seguro.
La solución actual es implementar testeos rápidos de antígenos y anticuerpos, que en 15-20 minutos ofrecen un resultado relativamente confiable. Cuando fallan, dan falsos positivos y no falsos negativos, lo que garantizaría (una vez más, relativamente) la seguridad de los trabajadores no infectados.
Por eso estos tests (que ya sumarían más de una hora a la entrada diaria al trabajo) se piensan complementar con entrenamiento de higiene, distanciamiento, y el uso individual de herramientas de trabajo: ya no se van a compartir auriculares, micrófonos, implementos de maquillaje, etc.
Cada uno de los aspectos cotidianos de la producción está contemplado en este “plan de guerra”. Las mesas de catering clásicas de cada grabación se reemplazan por almuerzos individuales envasados al vacío, los botellones de agua ahora serán tetra paks, y los breaks estarán escalonados para evitar las cafeterías repletas del pasado.
Algunas producciones son aún más ambiciosas, y están considerando alquilar espacios enteros para aislar a sus trabajadores de posibles contagios. Hoteles, por ejemplo, en los que la producción completa se aloje de lunes a viernes y todo este proceso de testeo se haga solo una vez por semana. Sería una bendición para la industria hotelera de ese estado, que espera una reactivación mucho más lenta y proyecta perder 125.000 puestos de trabajo en 2020.
¿Pero qué pasa con los actores? En ese caso no hay distanciamiento social posible, y seguramente tendrán que exponerse a tests más completos e invasivos. Los miembros de la producción que interactúen con ellos tendrán que usar barbijos y guantes, teniendo el menor contacto posible. Y aún así, es probable que los actores más vulnerables no regresen hasta que haya una mayor seguridad (no esperes que la producción de la última temporada de Grace & Frankie se retome en el futuro cercano.)
El gran problema económico para Hollywood es que la industria no se considera “esencial”, y por lo tanto, hasta que el Centro de Control de Enfermedades (CDC) no levante la emergencia, ninguna empresa aseguradora va a cubrir estas producciones. Un brote en una grabación podría causar una lluvia de demandas que el estudio tendría que pagar de su propio bolsillo.
La solución es tan simple como preocupante. Según la nota de Deadline, los estudios están considerando obligar a cada empleado a firmar un acuerdo de deslinde de responsabilidades civiles, que libere de posibles represalias legales a los estudios en caso de contagio. Los que no lo firmen, no podrán trabajar.
La industria internacional. Las medidas de seguridad son distintas para cada país, pero más allá de que parezca imprudente, hay gobiernos que están permitiendo la reactivación de producciones de cine y televisión. Algo que va a resultar importante para los Netflix del mundo que en la segunda mitad del año van a tener que estrenar lo que sea.
En China se volvió a filmar a principios de abril. Según una investigación de Variety, el estudio HiShow retomó producción de sus series televisivas en la región de Chengdu, una de las menos afectadas por el brote que salió de Wuhan.
La producción en China está menos centralizada que en Estados Unidos o nuestro país, y por lo tanto la reactivación se puede hacer de forma gradual. Las grabaciones en Beijing y Shanghai, en cambio, están prácticamente detenidas.
En España, Francia e Italia todavía no hay un calendario para empezar a producir, pero Netflix confirmó que implementará un plan de ayuda de 100 millones de dólares para apoyar a estas industrias detenidas. En España el servicio ya contribuyó un millón de euros a través de instituciones como el Instituto de Cinematografía y Artes Audiovisuales.
El gran problema está en los países que no tienen una gran industria propia pero que han recibido históricamente a producciones de Estados Unidos. En Canadá, por ejemplo, se filman decenas de series y películas que percibimos como estadounidenses, y todavía no está clara cuál será la política del gobierno de Justin Trudeau a la hora de reabrir las fronteras.
Exhibición cinematográfica. En su conferencia de prensa de ayer, el presidente de Estados Unidos Donald Trump anunció su plan de reactivación de la industria. Las salas de cine forman parte de una “fase 2” de este cronograma que empieza el primero de mayo en sectores menos afectados por el virus. El plan de los dueños de las salas es empezar a abrir a mediados de junio con versiones remasterizadas de películas clásicas, y los primeros estrenos comerciales están programados para julio.
Eso no va a pasar.
Según Chris Lee de la revista New York (en un informe fascinante que vale la pena leer de principio a fin), los grandes estudios consideran a 2020 un año perdido, ya que aunque las salas estén abiertas, la percepción de los ejecutivos es que el público masivo no se va a arriesgar a exponerse a un contagio innecesario hasta que haya una vacuna o una cura.
Según el CFO de Cinemark, las salas pueden mantener el distanciamiento social y trabajar a media máquina, ya que con solo el 20% de las butacas llenas se cubre el costo de mantener los complejos en funcionamiento.
Pero aunque esto sea satisfactorio para las salas, no lo será para estudios como Disney que invierten hasta 500 millones de dólares en la producción y promoción de sus películas y necesitan las salas llenas que justifican el costo de un Marvel o un Bond. El artículo de Lee habla de una activación tentativa sólo en noviembre o diciembre.
La alternativa para la enorme mayoría de los estrenos ya filmados será, una vez más, el streaming y el video a la carta. Disney ya convirtió Artemis Fowl en un estreno improvisado de Disney+ para el 12 de junio, y la imposibilidad de terminar las esperadas series de Marvel (que se estaban filmando fuera de Estados Unidos) garantiza que se vienen otros estrenos exclusivos al servicio.
En la entrega del martes hablé de los récords que batió Trolls 2 en VOD, pero los números de estos servicios de video a la carta siguen creciendo. Según IndieWire, en sus primeros 6 días la película lleva recaudados 50 millones solo en Estados Unidos, de los que 35 van directo a los bolsillos de Universal. No va a ser el último estreno que no pase por las pantallas del cine.
Organización de eventos y festivales. Ayer fue el día en el que Cannes, el festival de cine más importante del mundo (y el que más se resistió a alterar su calendario por la pandemia) admitió que será imposible montar su edición de 2020. Hace unas semanas el comienzo de esta edición número 73 se había postergado de mayo a junio, algo que aún entonces parecía impracticable.
Los grandes eventos internacionales serán los más afectados por la pandemia. La idea de juntar en una sala, codo a codo, a dos o tres mil profesionales de países distintos (muchos de ellos en su sexta o séptima década de vida) parece terrorífica. Un caldo de cultivo que ni el mismo Jair Bolsonaro podría autorizar.
Mientras otros festivales se resisten a cancelar (quizás esperando medidas oficiales que les permitan cobrar seguros en caso de fuerza mayor), eventos de la segunda mitad del año como los premios Emmy están considerando una edición virtual (decisión que los “Emmy diurnos” ya tomaron).
Es más: por primera vez los premios Oscar podrían admitir películas estrenadas en servicios de streaming. Los Globos de Oro ya se resignaron a aceptarlo.
Ese es el calendario de una industria audiovisual resignada a vivir con la amenaza constante de COVID-19.
El desarrollo de nuevos proyectos está más activo que nunca. La producción podría retomarse a principios de agosto. La distribución cinematográfica se reconsidera para noviembre-diciembre, y hasta 2021 no habrá grandes festivales ni entregas de premios.
Es un panorama preocupante para una industria que a pesar de generar millones, vive el día a día. Pero quizás esa el paso necesario para dejar de pensar en este 2020 como una pesadilla y empezar a encararlo como esa “nueva normalidad.”
J.J. Abrams + HBO Max x 3
El director, guionista y productor J.J Abrams, que inyectó nueva vida a Star Wars y Star Trek, es uno de los creativos más cotizados de Hollywood, y los servicios de streaming hambrientos de contenido, buscan hace años atarlo a un contrato exclusivo, al precio que sea. En septiembre, Abrams dijo que no a una oferta de 500 millones de dólares de Apple y aceptó una propuesta de WarnerMedia por la mitad de ese valor, pero sin exclusividad.
Pero el mundo del streaming es muy distinto al que imaginábamos hace tantos meses. El coronavirus detuvo la grabación de series nuevas y HBO Max lanzará con un perfil más bajo y sin producciones originales. Por el lado de Abrams, el relativo fracaso de Star Wars: Episodio IX perjudicó su imagen en la industria.
En un año que no parece ser el mejor para ninguno de los dos, el productor y el servicio presentaron a través de una gacetilla de prensa sus primeros tres proyectos conjunto para HBO Max, un intento de dar vuelta la página.
El primero es Duster, un policial ambientado en los ‘70 que no sólo será producido sino co guionado por Abrams, en colaboración con la ex The Walking Dead Zoya Thomas. La historia gira alrededor de un conductor especializado en fugas metido con una organización criminal que revela ser mucho más oscura de lo que había imaginado. Baby Driver, pero no tan Baby.
El segundo ya se había filtrado: una adaptación del cómic de DC Justice League Dark o “Liga de la Justicia Oscura”, pero que usará otro nombre (seguramente para que el público no la relacione con la desastrosa película de Zack Snyder).
Tampoco es que en los cómics esta Liga Oscura haya tenido mucho que ver con la de Batman, Superman y La Mujer Maravilla. Es una excusa de la editorial para juntar en un sólo cómic a sus superhéroes de poderes sobrenaturales, que incluyen al ocultista John Constantine (que tuvo una breve serie propia hace unos años), el espíritu del mundo vegetal Swamp Thing (que tuvo una miniserie en HBO) y Zatanna (la hechicera que quizás recuerdes de las últimas temporadas de Smallville.)
En 2013, Guillermo del Toro estuvo a punto de dirigir una versión cinematográfica de estos héroes bajo el nombre de Dark Universe, pero el proyecto colapsó en el camino y el director no está involucrado con la serie de HBO Max. Del Toro, sin embargo, está colaborando con la productora de Abrams, Bad Robot, en una misteriosa película de acción llamada Zanbato… ¿quizás J.J. lo pueda convencer de asesorar al proyecto?
El último proyecto se se llamará Overlook y contará las historias ocultas de los huéspedes del hotel del mismo nombre, el mismo del clásico de El Resplandor de Stephen King. Esta adaptación, que parecería ser una antología, viene de la mano de Dustin Thomason, co creador de Castle Rock (otra producción de Abrams, en este caso para el servicio de Disney Hulu.)
Resulta irónico que se anuncie este proyecto una semana después de que el director Mark Romanek (de Tales From The Loop) haya revelado que estuvo a punto de filmar una película sobre los orígenes del hotel Overlook, cancelada luego del fracaso estrepitoso de Doctor Sueño. Según Romanek, el guión estaba basado en el prólogo de la novela original y la gran inspiración era la película El Renacido.
¿Por qué razón WarnerMedia elige volver a este hotel que tan mala suerte les dio en el cine? La impresión que me da es que Castle Rock (una producción de Warner) no tiene mucho futuro en Hulu luego de que WarnerMedia vendiera a Disney el 10% que tenía de ese servicio de streaming. Esta nueva serie parece ser una virtual tercera temporada de Castle Rock, que al fin y al cabo buscaba contar nuevas historias en cada temporada.
Son tres proyectos atractivos, de claro potencial comercial, pero que están lejos de ser las propuestas más originales e innovadoras de Abrams para la televisión. Casi como si esos 250 millones hubiesen opacado la creatividad del tipo que nos trajo Lost, Fringe, y Alias.
Estrenos de la semana
Netflix, como siempre, lidera en cantidad de estrenos, y quizás esta semana también triunfe en términos de calidad.
Sergio es una película biográfica sobre el diplomático brasileño Sérgio Vieira de Mello y su paso por las Naciones Unidas. El protagonista es Wagner Moura - en el que posiblemente sea el papel opuesto a su Pablo Escobar de Narcos - mientras que el director es el premiado Greg Barker, que hace una década hizo una versión documental para HBO de la misma historia.
La peli, que también tiene en su elenco a la omnipresente Ana de Armas, se estrenó en el festival de Sundance de este año con críticas mixtas: para algunos fue inspiradora, para otros manipuladora. Me da la impresión que a los 10 minutos de metraje vas a saber de qué lado estás, así que ¿por qué no darle una oportunidad?
Tampoco hubo un consenso crítico sobre los otros dos grandes estrenos de la semana. La comedia #BlackAF de y con Kenya Barris (creador de Black-ish), fue un 10 para el Chicago Sun-Times y un 1 para el medio especializado Variety, mientras que el reality Jugando con Fuego es un placer culposo tipo El Amor es Ciego para algunos y un papelón para otros.
Si ninguna de estas te convence, tenés un viaje por Europa a través de tres películas. Guerra en el Aserradero (La terre et le sang) es un thriller original de Netflix Francia dirigido por el veterano del género Julien Leclercq. Fiebre del Ladrillo (Betonrausch), es una variante de El Lobo de Wall Street ambientada en el mercado inmobiliario, primera película original de Netflix Alemania.
Seguramente la más interesante sea Legado en los Huesos, secuela del misterio español El Guardián Invisible, con el regreso de la inspectora Amaia Salazar y la participación de Leonardo Sbaraglia. La prensa de España la llamó “un producto sólido” cuando se estrenó en cines en ese país a fines de 2019.
Amazon estrena la sexta temporada de Bosch, una de esas grandes series policiales que pocos conocen y que todos los fanáticos del género debería ver. Esta adaptación de las novelas de Michael Connelly tiene a un magnético Titus Welliver (el “Hombre de Negro” de Lost) en el papel del impredecible detective del título. Es un buen momento para conocer a este personaje, y si querés un consejo: empezá por la segunda temporada, muy superior a la primera y casi completamente independiente.
HBO Latinoamérica estrena Batwoman, la serie de superhéroes más reciente de lo que se conoce como el “Arrowverse” de personajes de DC Comics. La protagonista es Ruby Rose (Orange is the New Black) como Kate “Batwoman” Kane, la primera superheroína abiertamente gay de la televisión. Y quizás este sea el único aspecto interesante de esta serie que todavía está tratando de encontrar su propio estilo y de la que, por suerte, Warner ya ordenó una segunda temporada.
El tráiler de hoy también es de HBO: Perry Mason, con Matthew Rhys (The Americans) como la nueva encarnación del incorruptible abogado defensor creado por Erle Stanley Gardner, una especie de Sherlock Holmes de su profesión.
Esta adaptación ambientada en Los Ángeles en 1932 parece buscar una mirada más oscura, con mucho en común con la California de James Ellroy o la Chinatown de Polanski. No es raro, ya que sus guionistas y su director vienen del equipo de Boardwalk Empire.
A pesar de que HBO había presentado esta producción de Robert Downey Jr. como una miniserie, este teaser prefiere la palabra “serie”. Es una clara señal de que el canal ve potencial en esta nueva versión que se estrena el 21 de junio.
Completan el elenco John Lithgow, Shea Wigham y la sublime Tatiana Maslany (ganadora del Emmy por Orphan Black) como una fervorosa pastora evangélica.