Disney y Warner se alejan de los cines con Hamilton y Scooby
Después de la batalla entre Universal y AMC por Trolls 2, los cines bajan los brazos. Además, Ethan Hawke, Netflix Argentina, Reese Witherspoon y Mad Men.
“Las palabras bonitas de tu equipo no valen nada si no podemos confiar en vos como socio”, decía la carta que la cadena de cines Regal (la segunda más grande de Estados Unidos) mandó a Universal cuando este estudio decidió cancelar el estreno de Trolls 2 y lanzar la película en VOD (video a la carta.)
“Universal fue el único estudio que trató de tomar ventaja de la crisis y estrenar una película en video que aún no había pasado por el cine. No vamos a proyectar películas de estudios que no respeten las ventanas porque no tiene sentido económico para nosotros.”
Palabras duras de una cadena que controla 7000 pantallas en el territorio del país. Pero también palabras vacías, ya que días antes de esta batalla cultural sobre el estreno de Trolls 2, Disney y Warner habían confirmado que iban a hacer lo mismo que Universal y cancelar los estrenos de dos de sus películas: Artemis Fowl y Scooby respectivamente.
Ayer la cosa se complicó con la movida más audaz de Disney: cancelar otro estreno cinematográfico, enviarlo a Disney+ y adelantar su lanzamiento por más de un año.
Hoy analizo este nuevo capítulo en las guerras del cine vs. los estudios, y trato de adivinar cuál puede ser el próximo paso.
ADEMÁS: Un tráiler delirante de y con Ethan Hawke, el fondo de recuperación de Netflix Argentina, las comedias de Reese Witherspoon y la posible salida de Mad Men.
Dos estrenos de 100 millones se saltean las salas
Ayer por la mañana Disney soltó una bomba. La versión filmada del musical Hamilton, programada para un estreno cinematográfico en octubre de 2021, se adelanta 15 meses y se estrena este 3 de julio en Disney+, justo a tiempo para el feriado del Día de la Independencia.
Hamilton es el mayor fenómeno de Broadway de la última década. Un musical histórico con letra y música de Lin-Manuel Miranda (Moana, El Regreso de Mary Poppins) que cuenta la historia de uno de los “padres fundadores” de los Estados Unidos en una biografía estilizada con influencias de hip-hop, rap y rhythm ‘n blues.
El musical fue un soplo de aire fresco en un género relativamente tradicionalista, y un éxito que recaudó más de 600 millones de dólares en cinco años. En su apogeo, una entrada de Hamilton podía costar más de 500 dólares. Y eso si la conseguías.
El show fue filmado de forma independiente por su director original Thomas Kail (también realizador de varios episodios de la miniserie Fosse/Verdon), y el producto terminado se ofreció a varios estudios.
En una negociación feroz, el mejor postor fue Disney, que ofertó 75 millones de dólares y programó el estreno para el próximo año. ¿Por qué tan tarde? Para distanciarse de In The Heights, una adaptación cinematográfica tradicional del musical anterior de Miranda, que Warner movió a 2021 dejando el camino libre a este estreno adelantado.
Esta película de dos horas y cuarenta minutos es más que un concierto filmado. Es el registro de uno de los objetos culturales más relevantes de este siglo, que hoy es imposible experimentar de otra forma, en especial cuando el elenco original abandonó la obra hace tiempo y los teatros de Broadway estarán cerrados hasta septiembre.
El estreno de Hamilton aprovecha un momento de relevancia cultural que podría acercar su taquilla a la del concierto filmado más exitoso de todos los tiempos: This is It de Michael Jackson, que recaudó más de 250 millones de dólares en cines luego de la muerte del cantante.
Aunque eso quedará en la teoría, ya que esta versión de Hamilton jamás llegará al cine.
La gacetilla de Disney hace un esfuerzo por disfrazar esta decisión comercial de servicio público para una nación necesitada de inspiración. Bob Iger, director ejecutivo de la empresa, exalta la relevancia de “esta historia de liderazgo, tenacidad, esperanza, amor y el poder de la gente para unirse contra las fuerzas de la adversidad”, mientras que Miranda expresa su agradecimiento a Disney por cambiar sus planes y mover la fecha de estreno.
Imposible saber cuáles fueron las negociaciones que tomaron lugar fuera del ojo público, pero Disney sigue demostrando su compromiso con su servicio de streaming, que la semana pasada llamó “el camino al futuro de esta empresa.”
La estrategia de Disney+, un servicio que no tiene producciones originales importantes listas para estrenar, es guardar una bomba para cada mes. Primero adelantó la salida en streaming de estrenos cinematográficos de Disney: Frozen 2 (marzo), Unidos (abril) y la última Star Wars (mayo).
En junio Disney+ estrenará antes que en cines la película de fantasía Artemis Fowl (que costó unos 125 millones de dólares), y en julio la bomba será Hamilton. Agosto era el mes de estreno de la primera serie de Marvel (The Falcon and the Winter Soldier), que no está lista, y las obvias candidatas a adelantarse son los dos estrenos cinematográficos del estudio que se quedaron sin fecha: The New Mutants y The One and Only Ivan.
La decisión de dejar potenciales millones de dólares en recaudación cinematográfica sobre la mesa tiene sentido. El reciente informe a accionistas de Disney confirmó que el servicio tiene actualmente 54,5 millones de suscriptores, multiplicados por los 7 dólares de costo de suscripción.
Aunque muchos de estos clientes compren el paquete en packs (una opción disponible en Europa e India), el monto final llega directo a Disney, sin intermediarios. Ni hablar de las proyecciones que sugieren que el servicio va a superar los 200 millones de suscriptores en 2025. Año en el que seguramente el valor de la suscripción mensual exceda, por mucho, esos 7 dólares.
La pregunta que la prensa especializada se está haciendo es, ¿por qué los exhibidores cinematográficos no están haciendo un escándalo? Trolls 2, al fin y al cabo, era un estreno de menor proyección comercial que cualquiera de los que Disney está adelantando.
Y es que Disney no es el único estudio que está rompiendo las reglas no escritas de las ventanas de distribución. A fines de abril Warner decidió cancelar el estreno cinematográfico de Scooby!, película animada que moderniza el clásico dibujo animado, y mandarla a VOD. La misma estrategia de Trolls 2.
El presupuesto de las producciones de Warner Animation Group ronda los 70 millones de dólares, y sus ingresos internacionales van desde los 120 de Lego Ninjago hasta los 400 de la primera película de Lego. Números similares a los de Trolls 2.
John Fithian, director de la NATO (asociación de exhibidores cinematográficos de Estados Unidos), había dicho en ocasión del estreno de la secuela animada, que “Universal no tiene derecho a usar circunstancias inusuales en un ambiente sin precedentes como un trampolín para saltearse estrenos cinematográficos programados.”
El caso de Scooby es aún más preocupante para las salas, ya que Warner canceló todo estreno cinematográfico de la película, a pesar de que la cuarentena está terminando en varios estados de Estados Unidos y los cines están abriendo con reglas de distanciamiento social.
Irónicamente, uno de los pocos estrenos que hoy se puede ver en ese puñado de cines abiertos es Trolls 2, que Universal distribuyó a las salas a pesar de haber estrenado antes en VOD.
Hoy es evidente que las agresivas cartas a Universal de AMC, Regal y la NATO eran un bluff. Un intento de afirmar autoridad frente a la cómoda posición de negociación de los estudios. Universal decidió no escalar esa guerra, pero mantiene los planes de enviar directo a VOD otro de sus estrenos importantes de 2020, la comedia The King of Staten Island.
Quizás no haya señal más clara del futuro incierto de las salas de cine que el salto que dieron este lunes las acciones de AMC, la cadena más grande del país.
Durante el fin de semana corrió el rumor de que Amazon (que también tiene una distribuidora de cine) está considerando comprar la cadena y salvarla de una casi inevitable bancarrota. Y a pesar de que aún el rumor no se confirma, el crecimiento de más de un 25% en el valor de la compañía se mantiene.
Dejando de lado la preocupante consolidación de los monopolios que la pandemia nos está trayendo, los movimientos de Hamilton y Scooby son nuevos datos que confirman que los tres grandes estudios (Warner, Universal, Disney) están concentrados en sus servicios de streaming por sobre el resto de sus negocios.
En lo que ayer parecía una buena noticia para las salas, Disney también confirmó que el estreno de Mulan no se mueve, y se mantiene para julio, al menos en Estados Unidos. En aquella conferencia de la semana pasada Disney implicó que el propósito de este estreno es “probar las aguas”, ya que el presupuesto no se acerca al de un tanque de Marvel y es un producto orientado al consumo internacional (en especial en Asia.)
Julio es el mes clave para las salas de cine. Disney tiene a Mulan el 24, Warner tiene a Tenet el 17, mientras que Universal (otra dulce ironía) será la primera en animarse a un estreno el 10, con la quinta y última película de la saga The Purge.
Y a pesar de que los exhibidores agradecen que vuelvan los estrenos, hay un factor preocupante: ¿qué pasa si debido a las reglas de distanciamiento social y la ocupación limitada de salas, el público es menos del esperado?
El mismo regreso a las salas podría convertirse en la justificación perfecta que los estudios necesitan para romper formal y definitivamente las ventanas de distribución.
¿Cómo puede ser que vayamos mil palabras de esta newsletter y todavía no hayamos hablado de Netflix? Acá van tres noticias cortitas que demuestran que con virus o sin virus el streaming no para de mover dólares.
Reese Witherspoon, que viene de grandes éxitos para HBO (Big Little Lies), Apple TV+ (The Morning Show) y Hulu/Amazon (Little Fires Everywhere) confirmó que será la protagonista de no una sino dos películas de Netflix.
La primera será Your Place or Mine (En tu casa o en la mía), una comedia romántica que será el debut como directora de Aline Brosh McKenna, creadora de Crazy Ex-Girlfriend y guionista de El Diablo Viste a la Moda.
La segunda es una adaptación de la novela The Cactus de Sarah Haywood, que gira alrededor de un tipo de personaje que Reese perfeccionó en estos últimos años: una mujer profesional que parece tener una vida perfecta pero que se debe enfrentar a su propio miedo a perder el control.
Al igual que las series y miniseries de HBO, Apple y Hulu, estas dos películas de Netflix serán coproducciones de Hello Sunshine, el sello de Witherspoon que se está convirtiendo en garantía de calidad.
Una mujer empoderada conquista Netflix, y un hombre tóxico se marcha derrotado. Lionsgate confirmó que en junio se termina el contrato de distribución internacional de Mad Men con el servicio de streaming.
Esto no es una confirmación de que la brillante serie de Matthew Weiner se va de nuestras pantallas. El estudio está en negociaciones con potenciales clientes para firmar un nuevo contrato, pero al parecer quiere un precio excesivamente alto por un producto aclamado por la crítica que no tuvo un impacto tan fuerte en la audiencia.
En su conferencia de fines de abril, Netflix anunció que iba a invertir en fondos de ayuda para la industria audiovisual de distintos países, una forma de apoyar económicamente a las productoras que están trabajando en contenidos para el servicio. Ayer la empresa confirmó que Argentina está entre estos países. En Otros Cines hay info de primera mano sobre el tema.
El delirante tráiler de hoy es de Showtime, que no es técnicamente un servicio de streaming, pero que probablemente sea parte de la versión internacional de CBS All Access.
Su gran estreno para 2020 es la miniserie The Good Lord Bird, historia real de un polémico sacerdote abolicionista del Siglo XIX llamado John Brown. Dirige y protagoniza Ethan Hawke, y si por la descripción te imaginás algo tipo 12 Años de Esclavitud, te vas a llevar una sorpresa.