El día que Disney+ mató al Blu-ray
El servicio Disney+ estrena Frozen 2 tres meses antes de la fecha esperada, una disrupción que cambia el mercado. Además: The Witcher, the 100, Beastie Boys.
Los cambios temporales que trae el coronavirus a nuestro estilo de vida son claros: distanciamiento social, cuarentena, y quizás un ahorro forzado debido al bajón de productividad ¿pero cuáles son los cambios a largo plazo que la pandemia puede provocar o acelerar?
Los servicios de streaming son un gran negocio para estudios que por primera vez están formando relaciones directas, sin intermediarios, con sus consumidores. Para otras industrias, sin embargo, el streaming cambia los paradigmas de distribución y por lo tanto pone en peligro sus ingresos.
Este fin de semana, Disney terminó prácticamente con la industria del DVD/Blu-ray. Y la exhibición cinematográfica como la conocemos podría ser la próxima víctima. A menos que se adapte a una nueva realidad.
Además, The 100 termina su final contra viento y marea, y Spike Jonze encuentra cómo sacudir al “rockumental.”
Disney suelta Frozen 2 antes de tiempo
Entre las pocas buenas noticias del fin de semana estuvo la sorpresa que dió Disney+ a los países en los que está actualmente disponible: el lanzamiento anticipado de Frozen 2, al menos tres meses antes de la fecha en la que el estudio suele ofrecer sus películas en servicios de streaming, sin costo adicional.
Frozen 2 se estrenó en noviembre en Estados Unidos (sólo en América Latina se retrasó su estreno para evitar la sequía de Navidad), y el 25 de febrero estaba disponible en DVD y Blu-ray. En general Disney suele trabajar con períodos amplios entre cada formato, o “ventanas” como se las llama en el mundo de la distribución. La película sale en DVD tres meses después del estreno, se toma dos o tres meses más en llegar a canales premium como HBO y (al menos en la era Netflix) aparece en streaming más o menos nueve meses después del estreno.
Acortar la ventana, en este caso, perjudica al casi desaparecido negocio de venta de video hogareño, relegado a bateas en disquerías, Walmarts y locales de electrodomésticos. Según la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas (que hace un poco más que solo entregar los premios Oscar) la venta de DVDs y Blu-rays bajó a la mitad en los últimos cinco años, y a pesar de su baja resolución, el DVD sigue siendo el formato más vendido. Es un formato de nicho, solo para coleccionistas y padres agotados.
Aún así, el adelanto de la llegada a streaming de Frozen 2 es un acto que requiere, apropiadamente, sangre fría por parte de Disney. El estudio recibe un amplio porcentaje de la venta de estos formatos, y la primera Frozen fue el DVD/Blu-ray más vendido de la década pasada, generando 185 millones de dólares en ventas solo en 2014.
¿Pero cuántos de esos millones llegan a la billetera del Ratón Mickey? La venta de formatos físicos tiene costos de manufactura y distribución de los que se encarga el estudio, y de esos 19,99 dólares que el consumidor paga, aproximadamente un tercio va a los costos, otro va al vendedor, y el último al estudio. Los 6 dólares de la suscripción de Disney+, en cambio, van directos a Disney, y con 30 millones de suscriptores solo en Estados Unidos el atractivo del negocio está claro.
Disney había proyectado un crecimiento paulatino para Disney+, y por eso pautó sus grandes lanzamientos como The Mandalorian y las películas Noelle y La Dama y el Vagabundo para el primer mes del servicio. En la primera mitad del año, sin embargo, no quedó un sólo producto de primera línea, y su primer estreno fuerte de Marvel (The Falcon and the Winter Soldier) acaba de suspender sus grabaciones y difícilmente esté terminado para la fecha programada de agosto.
El lanzamiento temprano de Frozen 2 es un gancho necesario para sumar nuevos suscriptores en esta época de cuarentena, además de ser un título ideal para mantener al público infantil lo más tranquilo posible. Y si funciona, más allá de lo que pase con la cuarentena, seguramente en abril veamos el lanzamiento también anticipado de la última Star Wars en Disney+.
Que la empresa más grande del mundo del entretenimiento decida dejar a un lado las potenciales ganancias de los formatos físicos dimensiona la importancia del streaming para los grandes estudios. Y debería resultar preocupante para las cadenas de salas de cine.
Aún antes del coronavirus, los dueños de grandes complejos de cines de Estados Unidos como AMC habían declarado enormes pérdidas. Y eso considerando que 2019 batió todos los récords de recaudación. Es imposible saber cuál será el impacto definitivo de la depresión de los próximos meses, pero esta mañana, por ejemplo, las acciones de Cineworld (dueños de Cinema City), la segunda cadena más grande de cines del mundo, llegaron a un piso histórico.
Disney, tanto como Warner, Universal, y todos los estudios que están lanzando sus streamings este año, tienen una excelente relación con las cadenas de exhibición, pero el negocio del streaming podría ser demasiado atractivo para compañías de capital abierto que responden a sus accionistas y no a las alianzas históricas. Por eso es que en recientes conferencias con sus inversores, Disney dejó claro que el futuro de la empresa está en productos DTC, o “directos al consumidor.”
Y antes de que te preguntes por qué Disney no compra directamente su propia cadena de cine y se ahorra el problema… no pueden. Durante los primeros 50 años de la historia de Hollywood, los dueños de los estudios eran los dueños de los cines, y por supuesto tenían la capacidad de cerrar las salas a cualquier estudio rival o independiente. Un monopolio de manual. Una decisión de la Corte Suprema en 1948 obligó a los estudios a vender sus salas de forma definitiva.
Pero en los últimos años la experiencia de ir al cine fue cambiando. Hoy el valor social de la salida al cine trasciende la película, sigue siendo más accesible que otros espectáculos y la teoría de algunos ejecutivos es que la gente seguiría yendo a ver los grandes tanques con amigos o parejas aunque supieran que en 15 o 30 días los van a poder ver en casa.
¿Estarán dispuestos los cines a renegociar las “ventanas” que existen desde la era del VHS? Quién sabe. Pero por ahí la pregunta es si estarán en posición de negociar luego de las enormes pérdidas que garantiza este 2020.
El impacto humano de las suspensiones
Como era fácil anticipar con la avalancha de suspensiones del viernes pasado, durante el fin de semana la mayoría de los servicios de streaming y de televisión tradicional cancelaron las grabaciones de todos sus contenidos. Nadie sabe cuánto va a durar el freno de la producción de cine y televisión, pero es evidente que aunque la pausa dure meses, ni Netflix, ni HBO, ni Disney se van a fundir.
¿Pero qué pasa con los trabajadores de estas industrias? Por lo pronto, según reporta el sitio especializado Deadline, los profesionales que trabajan en California y se hayan quedado sin trabajo por contraer COVID-19 o por tener que dar cuidados a una víctima van a tener acceso a beneficios de desempleo inmediatos, sin ningún tipo de trámite. Los números parecen altos para un latinoamericano (450 dólares por semana) pero hay que recordar que el alquiler de un departamento de un ambiente en Los Ángeles cuesta alrededor de 2000 dólares.
Y hay un grupo que está todavía peor, que son los actores ocasionales y extras sobre los que se han contado mil historias de sueños de Hollywood (desde La La Land hasta la descarnada Party Down). Un actor principiante en la ciudad de Los Ángeles suele trabajar en lo que haya: promotores (allá llamados “brand ambassadors”), camareros o catering de eventos.
El estado de California pidió que se cancelen los eventos de más de 200 personas, pero antes ya se habían suspendido muchas de las reuniones masivas de la industria, justamente en la temporada que se conoce como “FYC” o “For Your Consideration” en la que los estudios organizan proyecciones (con los infaltables canapés) para miembros de la Academia de Televisión buscando atención para sus contenidos.
En una nota de Variety de la semana pasada entrevistaron a varios actores aspirantes, incluyendo a Kika Magalhães, una portuguesa que tuvo papeles en un par de películas de terror pero que subsiste con estos eventos. Hoy está varada en su departamento, sin cobertura médica y sin la posibilidad de viajar a su país natal por el terror a la forma en que pueden cambiar las reglas de migración cuando regrese a los Estados Unidos.
Vale la pena leer ese artículo completo. En perspectiva, estas historias pueden parecer menores, hasta privilegiadas si las comparamos con las víctimas más vulnerables de la pandemia, pero a mi entender exponen lo frágil que es el modelo económico del Hollywood actual. La forma en que cada eslabón de la cadena está obligado a vivir el día a día.
CORTITAS: The 100, The Witcher, Beastie Boys
Mientras los grandes estudios siguen suspendiendo sus producciones de cine y televisión, el equipo de una de ellas tomó la decisión potencialmente peligrosa de seguir trabajando. The 100, que nosotros podemos ver en Netflix, es una producción de Warner Television que está grabando su séptima temporada en la provincia canadiense de British Columbia, que hasta ayer tenía 73 casos confirmados de coronavirus. Según los productores, faltan solo dos días para grabar el capítulo final de la serie, y la decisión de seguir adelante fue apoyada por el estudio, actores y miembros de la producción.
Estas pausas de producción afectan a todos los tanques del streaming, en particular a Netflix que tuvo que detener grabaciones de Stranger Things 4 y (a pesar de que se graba en Inglaterra) la segunda temporada de The Witcher. Las dos series están programadas para 2021 así que una pausa de dos semanas o un mes no debería alterar esas fechas.
El tráiler de hoy es esta belleza del genial Spike Jonze (¿Quieres ser John Malkovich?, El Ladrón de Orquídeas) que reimagina el documental de rock como un show en vivo. Beastie Boys Story se estrena en simultáneo en Apple TV+ y en IMAX el 24 de abril. Eso si los IMAX abren para entonces, claro.